Planta de lavanda
La Lavanda es una de las plantas aromáticas por excelencia, perfecta para tener en casa. Los cuidados de la lavanda no son demasiado complicados; y no solo nos proporcionan el placer de disfrutar de la belleza natural de esta planta sino, además, su mayor virtud: su peculiar e irresistible perfume. Se trata de un aroma que huele a verano, a naturaleza.
Planta de lavanda
Fundamental que la planta reciba sol directo al menos durante seis horas diarias.
Dado su carácter rústico, en la naturaleza la Lavanda soporta incluso las épocas de ausencia de agua. Sin embargo, tendremos que prestarle atención a su pauta de riego especialmente en los meses de crecimiento en los que tendremos que dispensarle un riego moderado. Es importante que la reguemos evitando siempre mojar sus ramas y flores, ya que de hacerlo corremos el riesgo de que en la planta proliferen hongos.
Durante los meses de frío, espaciaremos los riegos y los concentraremos en las horas centrales del día para evitar que, con la llegada de la noche, sus raíces todavía puedan guardar humedad. En los meses de calor, lo ideal es un riego regular una vez a la semana y siempre que el sustrato esté seco antes de hacerlo (si todavía conserva humedad, esperaremos un poco más antes de volver a regar).
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